miércoles, 19 de agosto de 2009

EL DERECHO A LA IDENTIDAD

Los invasores europeos, cuando llegaron a nuestra tierra, pensaron en tener el derecho de quedarse vil y violentamente con ella -además de esclavizar al propietario por naturaleza de la tierra, que ostentaban como un principio del derecho natural y no positivo, como el que ellos ejercían, como más adelante relataremos en las diferentes cosmovisiones, en cuanto al derecho practicado por ambas culturas. Era una cultura extraña a nosotros por sus políticas de tratar al desconocido como nada, en definitiva, como fueron tratados nuestros antecesores a quienes les pusieron alambrados a sus sueños de tierra virgen, hoy desgastada… ¡La desesperación de esa gente por recuperar lo que sentían de ellos, cuando les colocaban alambrados!
A los que rechazaron su presencia les llamaron charrúas tal vez porque decían mucho esa palabra. Y cinco personas de esta cultura, que sobrevivieron, resultaron ser exhibidas en un escenario como los habitantes exóticos de una tierra ultrajada, ultrajándolos hasta la muerte, aparecieron como una noticia de una radio uruguaya porque sus restos fueron repatriados de Francia por voluntad política, así: “los últimos charrúas”. ¿Los últimos habitantes? Y nosotros, confundidos y pensándonos extranjeros en nuestra propia tierra, aprendiendo desde pequeños a no ser relacionados con nuestra identidad. Los antecesores a nuestra realidad fueron aislados y condenados a ser “indigentes”. Aquellos chónik eran como guardianes de esta tierra y convivían con la naturaleza perfectamente autóctona en aquel tiempo, y hoy, cuando viajamos por las rutas, apenas si podemos encontrar árboles de especies originarias.

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