domingo, 9 de agosto de 2009

"LOS INDIOS" QUE NO FUERON

Para muchos nos llamamos “indios”, “indígenas”, “aborígenes” o “indoamericanos”. Desde nuestro punto de vista no somos ninguna de estas denominaciones de afuera y las razones son las siguientes: si nos definimos indios seríamos oriundos de la India, en su mayoría descendientes de los arios o indoeuropeos que penetraron en la India hacia el año1400 a.C. con restos de la población primitiva. Esta denominación fue impuesta por los conquistadores españoles y desde allí sobrevivió dentro de los anales y documentos históricos que tomaron como fuentes de investigación los posteriores investigadores.
Dentro de la definición de indio se deshilacha el término “indígena”, tan inaceptable como decir autóctono para denominar el integrante de una cultura subyacente. Indígena significa en letra fría “originario del país en que habita” . El primer término definido no necesita muchas explicaciones, y de hecho lo descartamos como común denominador. La palabra indígena, según su concepto, encaja con lo pretendido pero en realidad, su composición lingüística nos permite deducir que es muy similar estructuralmente al término “indigente”, significante de carente de medios para subsistir. Por tanto, indígena, indio, indigente, parecieran ser, no para todos, lo mismo, pero no son válidos. Las similitudes en su estructura se pueden apreciar claramente: ¿es casual?; nos cabe otra pregunta: ¿somos carentes?
Otros no han utilizado el término indio y han creído que llamarnos indígenas nos hace más justicia, pero muchos de ellos desconocen de estas una raíz deducida común: indigente, y esto nos convierte en carentes. De no entenderse así, se estará enviando un mensaje bajo llave a las generaciones futuras acerca de una supuesta pobreza y carencia y desvalorización dada en tantos sentidos. Además que, en espíritu, es peyorativo y segregativo.

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